La discriminación en México: un problema sin resolver

“El respeto al derecho ajeno es la paz.”
Benito Juárez

La discriminación que históricamente aqueja a diferentes personas y grupos sociales en México, constituye una de las principales barreras para la consolidación de una sociedad desarrollada y respetuosa de los derechos humanos. Al obstaculizar y restringir el ejercicio de derechos, esta segregación dificulta avanzar en el cambio cultural a favor de la igualdad, la inclusión y la pluralidad. Así pues, su estudio, comprensión y atención resulta fundamental para poder mejorar las políticas para su prevención y erradicación. 

La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación publicada en el año 2003, define a la discriminación como toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades cuando se base en uno o más de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro motivo.

Además, la ley especifica que también se debe entender como discriminación la homofobia, misoginia, cualquier manifestación de xenofobia, segregación racial, antisemitismo, así como la discriminación racial y otras formas conexas de intolerancia. 

Por su parte, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, define a esta práctica, desde un enfoque más general, como una actividad cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo. (CONAPRED, 2020) En el mismo sentido, la Mtra. Norma Loeza, establece que la discriminación se refiere a un trato desigual, en forma de distinción, restricción o pertenencia, que es evidentemente injusto y excluyente. (Loeza, 2014)

Ahora bien, en materia de protección y garantía de los derechos humanos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 7 establece que todas las personas tienen derecho a igual protección contra toda discriminación. En el mismo sentido, la Carta Magna en su numeral 1° afirma que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos tanto en la Constitución como en los tratados internacionales, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo las excepciones allí previstas. Asimismo, en el mismo precepto se prohíbe todo tipo de discriminación motivada por cualquier motivo a fin de evitar la anulación o el menoscabo de los derechos y libertades de las personas.

Como se desprende de las definiciones y alcances anteriormente citados, podemos identificar tres premisas fundamentales: que la discriminación en México está prohibida en cualquiera de sus modalidades; que se trata de un problema sociocultural de corte multidimensional que se va transformando a la par de las relaciones materiales, sociales y culturales en un tiempo y territorio determinado y; que es el Estado el responsable de garantizar el libre ejercicio de todos los derechos humanos para todas las personas, sin distinción alguna.

En el caso particular de México es importante señalar que a pesar de los efectos positivos que han tenido tanto las reformas constitucionales para garantizar el acceso y ejercicio de los derechos humanos como las actualizaciones al marco programático en materia de inclusión y combate a la desigualdad en el país, la discriminación sigue presente en los diferentes espacios donde se desarrolla la vida comunitaria. Es indudable que hoy en día, existen personas y grupos que son víctimas de discriminación todos los días por una serie de factores, que lejos de disminuir van en aumento, desencadenando con ello procesos de exclusión y restricción en el acceso y ejercicio de derechos. 

En ese sentido, es elemental continuar con la tarea de visibilizar todas aquellas manifestaciones y prácticas que puedan constituir obstáculos para el ejercicio de los derechos humanos para que pueda estructurarse, a partir del análisis de nuestra realidad social y cultural, una respuesta institucional para restituir a las víctimas, reparar los daños y contribuir a la construcción de una sociedad más justa, incluyente y respetuosa de la legalidad.

Como un proyecto conjunto para abonar al entendimiento del problema en comento, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el CONAPRED, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, instrumentaron la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS).

En su edición 2017, este proyecto nacional se desarrolló bajo los siguientes objetivos:

  1. Reconocer las manifestaciones de discriminación.
  2. Identificar aptitudes, prejuicios y opiniones hacia distintos grupos y personas.
  3. Conocer las experiencias de discriminación en diferentes ámbitos.
  4. Revisar el nivel de reconocimiento sobre el respeto, los derechos humanos y las principales problemáticas percibidas. 

De acuerdo a los resultados de la ENADIS 2017, poco más del 20% de los 84 millones de mexicanos de 18 años y más que radican en México, se ha sentido discriminado por algún motivo en los últimos 12 meses anteriores a la aplicación de la encuesta, principalmente por los siguientes motivos:

  1. El 30% por la forma de vestir o el arreglo personal; 
  2. El 29% por la complexión física (peso o estatura); 
  3. El 28.7% por las creencias religiosas;
  4. El 26% por a la edad;
  5. El 21.9 por la forma de hablar;
  6. El 19.6 por el lugar donde vive; 
  7. El 18.1 por ser hombre o mujer;
  8. El 17.7 por la clase social;
  9. El 13.1 por el tono de piel; y
  10. El 3.3 por la preferencia sexual.

La negación injustificada de un derecho es una franca vulneración al derecho de igualdad y no discriminación. Al respecto, la ENADIS explica que poco más del 23% de la población de 18 años y más señala que en los últimos cinco años, se les negó injustificadamente alguno de los derechos que a continuación se detallan:

· Posibilidad de recibir apoyos de programas sociales
-Hombres:53.7         -Mujeres:35.3

· Atención médica o medicamentos
-Hombres:45.9         -Mujeres:39.4

· Atención a los servicios en una oficina de gobierno
-Hombres:24.2            -Mujeres:.38.2 

· Algún crédito de vivienda, préstamo o tarjeta
-Hombres:11.3            -Mujeres:24.3 

Con relación a la discriminación racial y étnica, el INEGI explique es un problema social de carácter estructural que adopta diversas formas que van desde la negación de los principios básicos de igualdad de las personas, hasta la instigación del odio étnico, afectando de manera sistemática el acceso, ejercicio y goce de los derechos humanos de ciertos grupos de la población, vulnerando su dignidad, libertad, autonomía y autodeterminación. (INEGI, 2020)

Al respecto, la ENADIS muestra que cerca del 50% de la población indígena de 12 años o más en el país, que representa alrededor de 5 millones de personas, percibe que sus derechos son poco o nada respetados. Entre las situaciones de discriminación experimentadas por la población indígena, con mayor prevalencia, destacan: recibir insultos, burlas o frases molestas con 15.6%, situación declarada con mayor frecuencia por las mujeres, en un 16.3%; que le hagan sentir o le miren de forma incómoda con 14.1% y ser sujeto de amenazas, recibir empujones o jaloneos, 6.8 por ciento.

En materia de discriminación por orientación sexual, el 30.1% de la población identificada como no heterosexual manifestó haberla sufrido en los últimos 12 meses. En contraste, solo el 19.8 de la población heterosexual percibió discriminación en el mismo periodo. Cabe resaltar que el 3.2% de la población de 18 años y más se identificó como no heterosexual. 

Sobre las percepciones sobre el respeto a los derechos, la ENADIS refiere que esta es una medición muy importante, pues permite evidenciar a potenciales víctimas de discriminación al no tener sus derechos suficiente reconocimiento. 

A este respecto, el 72% de la población de 18 años y más opinó que en el país se respetan poco o nada los derechos de las personas trans; el 66% se posición en el mismo sentido sobre las personas gays o lesbianas; y el 65% con relación a las personas indígenas. De igual forma, el 62% de la población encuestada refirió que se respetan poco o nada los derechos de las trabajadoras del hogar remuneradas; el 58% sobre las personas con discapacidad y el 57% de las personas mayores.

La discriminación es un problema social que aún subsiste en la sociedad mexicana, tal como lo muestran los resultados de la ENADIS 2017. Si bien es cierto, cualquier persona puede verse afectada, existen grupos o colectivos sociales que la han sufrido históricamente a lo largo de muchos años, de manera constante y sistemática, como los pueblos indígenas, las personas con discapacidad, los migrantes, las mujeres, las personas no heterosexuales, las personas en situación de pobreza, los adultos mayores, los portadores de alguna ETS, entre otros. 

Cabe destacar, que en gran medida el reconocimiento de derechos y el disfrute de libertades en México se debe en buena parte a las luchas que a lo largo de la historia han protagonizado personas, grupos, colectivos y víctimas de violaciones a los derechos humanos que lograron trascender en el plano institucional para ir construyendo los mecanismos con los cuales hoy se puede exigir el cumplimiento de lo dispuesto por la Carta Magna y los tratados internacionales.

A nivel social, los efectos de la discriminación son claramente negativos y tienen que ver, principalmente, con la reducción de libertades y la desigualdad en el acceso y disfrute de los derechos humanos, lo que puede desencadenar aislamiento, exclusión, violencia y en algunos casos, hasta la muerte para las víctimas. De ahí la importancia de posicionar este desafío como una de las prioridades de la agenda nacional.

Si bien es cierto, hay que reconocer avances importantes en la construcción de una agenda para reducir la incidencia de la discriminación y fortalecer las instituciones responsables de prevenirla, paliar sus efectos negativos y erradicarla, es necesario continuar reflexionando sobre los retos y nuevas expresiones que pudieran vulnerar los derechos humanos de las personas con el objeto de visibilizarla, comprenderla y atenderla con oportunidad. 

Como referencia importante, vale hacer mención que el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, pone de manifiesto el compromiso del gobierno federal en funciones para garantizar el bienestar y los derechos humanos de todas las personas, en especial a los grupos históricamente discriminados, reflejado en el 7 principio rector de la planeación nacional: “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera”.

Tal y como lo mandata la ley, el nuevo Programa Nacional para la Igualdad y No Discriminación (PRONAIND) 2019-2024 presenta una nueva oportunidad para reconstruir el diseño de la política pública que implementa la administración pública federal para transversalizar sus intervenciones desde una perspectiva de igualdad y no discriminación. Hasta este momento, este programa se encuentra en proceso de elaboración, sin embargo, la información oficial destaca una valiosa participación de todos los sectores de la sociedad en su construcción.

De igual forma, se debe observar a la discriminación como una problemática social y cultural en el país e incorporar todas las reflexiones alrededor de este tema como parte fundamental de los mensajes institucionales, debates políticos y comunicación social pues como quedo expuesto, esta problemática trasciende todos los espacios públicos y privados del país. 

Para prevenir y erradicar la discriminación no basta con actualizar el marco normativo y programático, pues desgraciadamente, esta se propaga con gran facilidad en cada discurso, en cada adjetivo, cada juicio, cada burla. Mientras las autoridades responsables de garantizar la igualdad y la no discriminación, los actores políticos y sociales, la iniciativa privada, las comunidades y las familias, así como los individuos no interioricen un compromiso decidido a favor del respeto, la tolerancia, la igualdad real de oportunidades, la paz y la sana convivencia, la discriminación seguirá siendo un problema sin resolver. 

Referencias bibliográficas
CONAPRED. (2020). conapred.org.mx. Obtenido de http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=84&id_opcion=142&op=142
INEGI. (2020). inegi.org.mx. Obtenido de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2020/DISCRIMINAC_NAL.pdf
Loeza, N. (2014). Igualdad y no discriminación. Obtenido de mexicosocial.org: https://www.mexicosocial.org/igualdad-y-no-discriminacion/

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