El reciclaje y la separación de basura sí lo es. Greenpeace se opone a todo tipo de incineración de residuos sólidos urbanos, incluso los que conllevan una recuperación energética.
Según Greenpeace, hoy en día, el valor calorífico de los residuos sólidos urbanos (RSU), se debe en mayor parte a plásticos, papel y madera, todos fácilmente recuperables y reciclables. Las incineradoras son ineficientes y se ha demostrado que, en general, no son eficaces para recuperar cantidades significativas de energía en comparación con una adecuada política de reciclaje de materiales. Además, estas instalaciones emiten a la atmósfera, sustancias químicas persistentes, tóxicas y bioacumulativas, como las dioxinas y los furanos.
Las incineradoras generan enormes cantidades de escorias y cenizas volantes (al menos el 22,5% en peso de los residuos quemados, según los datos más conservadores), estas últimas pueden contaminar el entorno y deberían ser tratadas como residuos peligrosos. Por tanto, la incineración de residuos urbanos no puede considerarse como una fuente renovable y limpia de energía.
Por otro lado, se ha demostrado que los modelos basados en la recuperación y reciclaje suponen la creación de entre 7 y 39 veces más empleos que con la incineración.
La incineración de residuos es causante de:
- Emisiones atmosféricas contaminantes.
- Emisiones de efluentes líquidos producidos en el sistema de purificación de gases.
- Generación de residuos sólidos secundarios como cenizas que se clasifican entre peligrosas y no peligrosas.
- Ruido e impacto visual (asociado con la presencia de chimeneas).
- Los contaminantes atmosféricos son los más peligrosos, ya que conllevan una repercusión directa sobre la salud de las personas y los ecosistemas.