Un 15 de mayo diferente

Cuando nos enteramos a través de las noticias y redes sociales que venía la amenaza de una enfermedad surgida en China, los maestros jamás nos imaginamos lo que se avecinaba. Transcurriendo la vida normal y muchas veces hasta de manera automática, (y nuestra escuela no era la excepción),  de forma rutinaria y guiados por nuestras planeaciones, atendíamos presencialmente a nuestros alumnos y alumnas, auxiliándonos con el material didáctico y lo que llamamos las nuevas tecnologías (TIC’s), nos dedicábamos a lograr los aprendizajes esperados, de acuerdo al avance que nos marca el calendario escolar. 

En muy poco tiempo llegaron las noticias del avance de la nueva enfermedad de Asia a Europa, llamada Covid 19, desconocida totalmente en aquellos momentos para la mayoría de nosotros,  provocando contagios y muertes en una forma muy rápida. Por supuesto, no tardó en llegar al continente americano y por lo tanto, a la República Mexicana, donde en una acción muy acertada de nuestros gobernantes, se determinó la suspensión de clases en todos los niveles educativos con la intención de evitar la propagación del virus y con esto, los contagios desmedidos.

 Junto con las escuelas, se vino una cadena de acciones para el cierre de diversas actividades, con gran insistencia por parte de las autoridades de que no eran vacaciones, en aquel momento que lamentablemente, todavía no teníamos plena conciencia de lo que estaba sucediendo, sobre todo en el aspecto educativo y no me refiero a que los padres funcionarían como guías académicas, o que apoyarían a sus hijos en las clases a distancia, o que a los alumnos los llenaríamos de tareas para mantenerlos ocupados dentro de sus casas y nosotros por lo tanto pasar los días revisando lo que nos enviaran por correo, resolviendo sus dudas o recibiendo las quejas de los papás y muchas otras cosas que surgieron con el confinamiento para protegernos, sino a que en realidad todo esto que sucedió, lo estamos a punto de superar, pero hay algo que está pasando en nosotros los maestros, porque incluso lo hemos comentado a través de nuestras redes sociales, y se trata de que se nos está haciendo ver que  ser maestro es una actividad esencial y aunque siempre lo hemos sabido, no lo habíamos experimentado, no lo habíamos sentido de una manera tan palpable.

Ahora estamos comprendiendo la realdida de otra manera; no se puede ser maestro completamente a través de una computadora o grupos de WhatsApp, no es suficiente brindar clases por videoconferencia; sí, se transmiten enseñanzas académicas. Es cierto, pero ahora que lo estamos viviendo, confirmamos la falta que nos hacen nuestros alumnos, darles la bienvenida cada día en nuestro salón de clase, recibir la sonrisa de algunos porque están teniendo un gran día, incluso, la tristeza de otros por problemas familiares o económicos, el olvido de la tarea de varios, los cumplidos que exigen revisiones y enseñanzas de vida y tantas cosas que suceden en el aula, donde no solo damos aprendizaje académico, sino también, un consejo, una observación, una llamada de atención, una corrección y aún con todo esto, es indudable que nuestros alumnos nos llegan a querer mucho.

Tal vez la percepción de algunos integrantes de la sociedad es que los maestros estamos muy cómodos y felices por no estar yendo a la escuela para atender a nuestros alumnos en forma presencial, nosotros los maestros les decimos que nuestra razón de ser, desde tiempos remotos, es compartir  lo que  sabemos guiando a todas y todos los alumnos que están deseosos de querer aprender y aún aquellos que no tanto. Por lo que sostenemos que no todo es malo dentro de la pandemia que estamos viviendo, pues esto es un nuevo aprendizaje práctico de lo que a muchos maestros se nos había olvidado, el privilegio de convivir con nuestros alumnos  y darles  lo mejor de nosotros porque nos da plenitus, nos hace más humanos y nos muestra que estamos en el camino de cumplir nuestra misión. 

Este 15 de mayo, día del maestro, no podremos abrazarnos con nuestros  alumnos, vaya que es un gran aprendizaje de vida, depende de nosotros recordarlo para siempre, la pandemia pasará y entonces al regresar, disfrutaremos cada día, la dicha de sentirnos acompañados del cariño, no solo de nuestros alumnos y alumnas, sino también de los padres de familia y de nuestros compañeros, solo así habremos hecho un 15 de mayo especial en nuestras vidas, un 15 de mayo diferente.

¡Felicidades a todas y todos los maestros!
Maestro Jorge Gómez

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